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sábado, 19 de febrero de 2022

LA CREACIÓN FRUSTRADA

Por Roberto Marra
 
La creación arquitectónica está atravesada, siempre, por diversas influencias: las de los profesores en la facultad, las de los viejos maestros de la historia de la arquitectura mundial, las de lo transmitido por los medios de todo tipo referente a lo urbanístico y arquitectónico, las modas extranjeras y locales derivadas de los intereses de quienes las generan, las circunstancias sociales y las limitaciones económicas y financieras en la consumación de los procesos constructivos, las complejas relaciones de poder entre profesionales y comitentes, y muchas etcéteras más. Pero nos falta la más importante: la capacidad intrínseca del arquitecto, el vuelo imaginativo para plasmar el diseño y su planificación para convertirlo en realidad, la espertiz adquirida o la intuición innata que delate una distinción entre muchos.
 

LA MODA DE LOS “EDIFICIOS ELÉCTRICOS”

Por Roberto Marra
 
Los empresarios que construyen grandes edificios en Rosario, están optando por la utilización de la eléctricidad como exclusiva energía. Seguramente tentados por la simplificación para su implementación y/o los problemas derivados del abastecimiento de gas natural, el caso es que han logrado imponer esa condición energética en sus construcciones a las autoridades municipales, que no parecen tener demasiada autoridad.

PARA GENERAR MÁS TRABAJO

Por Roberto Marra

 

Mucho se habla de dar impulso a la construcción de viviendas por parte de los gobiernos, sean nacional, provinciales o municipales. Pero, a la hora de implementar los planes, siempre se tratan de grandes barrios, con grandes cantidades de unidades de viviendas. Esto genera, como es de suponer, que las licitaciones que se realizan estarán destinadas unicamente a las poderosas empresas de construcción que siempre las ganan. Conclusión: trabajo para pocos profesionales de la arquitectura y la ingeniería, y para pocos trabajadores en general. Tal vez se subcontraten empresas medianas o chicas, lo cual se traducirá en pocas ganancias y demasiadas responsabilidades emergentes. 

LA ARQUITECTURA INÚTIL

Por Roberto Marra
 
Hay una disputa “fálica” en la arquitectura. Edificios cada vez más altos, más lujosos, más inhabitados. Puro solaz para las corporaciones que sólo intentan mostrar poderío. Inútil vanagloria de los estudios de arquitectura que embolsan millonarios aranceles. Muestras obscenas de la profundización de las desigualdades sociales, llevadas al paroxismo. Negocios espurios por doquier, estafas fiscales inmorales, “retornos” desprovistos de todo prurito. Por esos ríos de imbecilidades arquitectónicas se van las necesidades de los millones de seres humanos desprovistos de un miserable techo para sus dignidades mil veces vulneradas. Construir, construir y construir, sin destino cierto ni más razón que el engrosamiento de las cuentas bancarias de empresarios y funcionarios venales. Mientras allí abajo, a los pies de las fastuosas torres de la irreverencia ambiental, se arrastran los restos de una sociedad partida y desilachada, convocando a la felicidad de los únicos beneficiarios de este festín de hormigones y cristales vacíos, la muestra más acabada de un sistema que se consume a sí mismo.

CIMIENTOS DE SOJA

Roberto Marra

 
¿Qué tiene que ver la soja con el urbanismo? En Rosario, mucho. Del dinero obtenido por los productores de esta oleaginosa en la zona de influencia de nuestra ciudad, mucho se aplica a la construcción de edificios de departamentos. No sería nada malo, sino fuera porque se trata más de una manera de especulación financiera que de una inversión que genere beneficios urbanos reales.
La mayoría de estos emprendimientos inmobiliarios, terminan jugando un papel nefasto para la sustentación de esta urbe descoordinada, manejada “a piacere” por los especuladores inmobiliarios, reproductores de falencias infraestructurales, sumado a la destrucción patrimonial de la que se valen para obtener los mejores sitios para elevar sus torres de la opulencia sojera. Y lavadora de los manejos espurios de los que se valen los exportadores para evadir las famosas retenciones.
Sigue la injusticia de los alquileres exorbitantes, los precios de los departamentos por las nubes, y las familias cayendo en el pozo inacabable de la miseria urbana.

EL ARTÍCULO IGNORADO

Por Roberto Marra

 

Dice el Artículo 14 bis de la Constitución Nacional, en su último párrafo: “El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.” Es esta última frase la que, particular y pesistentemente, ha sido ignorada desde su sanción. El derecho a la vivienda es una entelequia, y una verborragia inútil de cuanto funcionario haya tenido la posibilidad de generar las condiciones para que se cumpliera. 

EL PROGRESO INÚTIL

Por Roberto Marra
 
Por alguna razón (básicamente, de penetración cultural), progreso urbano está asociado a parecerse a Nueva York, París, Londres, Tokio u otra similar de cualquier lugar del falso “primer mundo”. Es así que resulta casi “natural” proponer el uso de cualquier espacio libre de una ciudad, para destinarla a la construcción de voluminosas torres, lujosas y excluyentes, como forma de demostrar un supuesto “desarrollo”, vendido a la sociedad como “el futuro”. También es recurrente utilizar diseños urbanos de esas ciudades para “vestir” a las nuestras, un “copia y pegue” del subdesarrollo al que parecen ser muy adeptos quienes conducen los destinos de nuestras urbes.
 

LA CIUDAD AVASALLADA

Por Roberto Marra
 
Hay una frase popular que dice que “el que se quema con leche, ve una vaca y llora”. Esta metáfora del aprendizaje forzoso, parece no hacer mella en las aceptaciones ciudadanas de los hechos consumados, sobre todo cuando se trata de cuestiones urbanas. Efectivamente, las ciudades son un permanente muestrario de “derrames de leches” provocadas por planes de urbanización destinados a satisfacer las “necesidades” de los repetidos “emprendedores inmobiliarios”, manera falsificada de denominar a los apropiadores del derecho a la ciudad de los habitantes urbanos.

LA NECESIDAD DE UNA NUEVA UTOPÍA URBANA

Por Roberto Marra

 
La existencia de más de 7.000 millones de personas en el Planeta y la particular manera de conglomerarse mayoritariamente en ámbitos urbanos, esas acumulaciones de seres humanos basados en las necesidades derivadas de los sistemas culturales y económicos desarrollados a lo largo de la historia, han generado complejidades sociales de muy difíciles resoluciones. La convivencia de millones de personas en extensiones reducidas del territorio, producto de la búsqueda de acceso a la dignidad de sentirse parte de ese sistema imperante para poder sobrevivir y, si fuera posible, vivir, ha derivado en profundas diferencias sociales, que se reflejan en los niveles de acceso o nó a las necesidades básicas para la vida humana que se dan en esas urbes.
 

EL DERECHO AL PATRIMONIO URBANO

Por Roberto Marra
 
Alguien muy importante en la historia política nacional, dijo alguna vez que si uno quiere que nada se haga sobre un determinado tema, lo mejor es armar una comisión. De ahí a la inutilidad de las “comisiones” conformadas alrededor de este tema tan trascendente para el desarrollo social y cultural, como es la defensa del Patrimonio arquitectónico y urbanístico, hay un paso muy corto. Cuando mucho, se ha tratado de reuniones de profesionales de supuesta o real relevancia en sus actividades privadas, convocadas para que de sus discusiones surjan ideas que después, invariablemente, serán escasamente respetadas o, peor aún, directamente ignoradas. Esto, en el caso que de verdad esas personas dediquen esfuerzos reales para el fin que se los convocara.